NUESTRO EDITORIAL // TERESA DE CALCUTA
EL RADAR.COM,Nació en Albania en 1910, en Skopje,
actualmente Macedonia, en el seno de una familia católica. Su nombre bautismal Agnes Gonxha
Bojashiu. Posteriormente serÃa conocida
en el mundo entero como Teresa de Calcuta o la Madre Teresa. Muy niña sintió la vocación religiosa.
Teniendo apenas doce años ingresó en la Congregación Mariana de las Hijas de
MarÃa, donde comenzó a prestar asistencia a los más necesitadas. Seis años más tarde, bajo la influencia de
las crónicas de un misionero cristiano en la ciudad hindú de Bengala, embarcó a
esta ciudad con el propósito de convertirse en misionera en la India.
Una vez hechos los votos se trasladó a
Calcuta, que en lo adelante serÃa su hogar y el centro de su actividad
humanitaria. Conmovida por la gran
cantidad de menesterosos y enfermos abandonados a su suerte en las calles de la
ciudad, solicitó y obtuvo licencia papal para dedicarse por entero a prestarles
atención. Su credo, proclamado entonces
y que fue la divisa de su misión la concretó en una frase:”Quiero llevar
el amor de Dios a los pobres más pobres; quiero demostrarles que Dios ama al
mundo y los ama a ellos”.
En 1950 abrió su primer centro de acogida
de niños y adoptó la nacionalidad hindú.
Formó la congregación de las Misioneras de la Caridad, cuyas integrantes
debÃan junto con los votos religiosos, entregarse por completo a la asistencia
de los más necesitados. La extensión de
su labor la llevó a crear numerosos centros asistenciales. Hoy son más de 500 en un centenar de paÃses,
atendidos por miles de monjas de la Congregación. Fueron monjas de la institución, las que
asistieron en los Estados Unidos los primeros casos de SIDA ante el temor de
médicos y enfermeras a contraer el mortal contagio de la que entonces era una
enfermedad desconocida.
Por su labor humanitaria prestada sin
distingos religiosos, recibió el Premio Nóbel de la Paz y muchos otros
reconocimientos por parte de instituciones y gobiernos. Pero su labor y ella misma no han estado
exentas de cuestionamientos y crÃticos que le reprochan su fundamentalismo
religioso, opuesta al aborto, el divorcio y los métodos anticonceptivos, tanto
como su filosofÃa de la “resignación ante el sufrimiento como medio de
acercarse a Dios”. Sus crÃticos le
achacan también haber mantenido relaciones complacientes con magnates y
dictadores. Fallecida en 1997 a la edad
de 87 años, fue proclamada “beata”, seis años más tarde por el Papa Juan Pablo
II, a quien le unió fuerte amistad.
Este es el breve perfil de la figura que
ayer fue elevada a la categorÃa de santa por el Papa Francisco I, en una
solemne ceremonia, celebrada en la Plaza San Pedro que reunió a más de cien mil
fieles y fue seguida por millones a través de las pantallas de televisión en el
mundo entero.
El nombre y la obra de Teresa de Calcuta
excede los lÃmites de la religión que la ha consagrado. Ambos, tanto como el lado oscuro que le
atribuyen sus crÃticos, ya pertenecen al juicio de la posteridad y la historia.
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