ARTICULO DE OPINIÓN // EL TIRO RAPIDO: ROBO DE METALES. /// POR MARIO RIVADULLA

El robo de metales sigue llevándose a cabo al parecer con toda impunidad.   Se trata de un negocio millonario que rinde cuantiosos beneficios a los que manejan el mismo,  por cuanto la materia prima es robada y pagada a los ladrones a precio de vaca muerta.

Un ejemplo: los medidores de agua de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, que han pasado a ser ahora objeto de sustracción frecuente.  Estos equipos, según los ejecutivos de la CAASD, son adquiridos a costo de cuatro mil 500 pesos cada unidad, mientras son vendidos a los comerciantes metaleros a solo 65 pesos.  Es posible que después de esta información, a los cacos que son los que arriesgan el pellejo y hacen el trabajo sucio de campo, se les abra el apetito y reclamen una mayor tajada.

Por años se ha venido registrando el robo de metales en cantidades crecientes. Las compañías telefónicas figuran entre las mayores perjudicadas con pérdidas que llegan a sumar millones de pesos anuales.  El robo de cables no solo representa un perjuicio económico sino que origina interrupciones en el servicio que crean irritación y reclamos por parte de los usuarios.

Pero también la Corporación Dominicana de Empresas Estatales de Electricidad ha sido blanco de sustracciones.  La audacia de los delincuentes ha llegado al extremo de robar las verjas de parques y sitios públicos, como ya ocurrió en el pasado con la hoy remodelada  Plaza del Conservatorio, convertida en parque por el Ayuntamiento del Distrito Nacional, pese a encontrarse en el mismo centro de la capital y circundada por varias de las arterias de mayor tránsito como las avenidas Bolívar, Alma Máter y Pedro Henríquez Ureña. 

No ha sido difícil sustraer desde la espada de Máximo Gómez hasta los bancos de metal de los parques y las placas conmemorativas de hechos históricos y figuras próceres de nuestra historia, franqueados por la impunidad con que han operado los depredadores.  Las iglesias y cementerios también han sido escenarios de estas acciones delictivas que alcanzaron su máxima expresión cuando casi desmantelaron el puente Juan Bosch sobre el Ozama.

¿Cuál o cuáles han sido las razones por las que este tipo de actividad criminal se haya venido llevando a cabo en escala ascendente y con tanta libertad? 

¿Resulta tan trabajoso identificar y apresar a los metaleros que adquieren estos materiales, única forma de erradicar esta práctica delictiva?

¿O es que.  como ocurre en el caso de los medicamentos ilegalescuyo comercio sobrepasa los mil millones de pesos anuales, grandes y poderosos intereses son los que manejan este voluminoso negocio criminal haciendo que el mismo se pueda desarrollar sin el menor quebranto?

La respuesta a estas incógnitas  corresponde darla a las autoridades encargadas de perseguir esta actividad criminal.

La bola está en su lado de la cancha mientras de este es esperamos los necesarios esclarecimientos y sobre todo, los pasos correctivos que permitan erradicar estas acciones delictivas.

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