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Mujer cortó pene a hombre se desnudó ante jueza y abogados para demostrar era maltratada

HATO MAYOR.- “Duré casi siete años, aguantando golpes y hasta puñaladas, para no contarle nada a un hijo que tengo que es boxeador y a mi madre, pero de ese hombre recibí hasta puñaladas que han marcado mi cuerpo para siempre”, reveló Sonia Martínez Romero, la mujer que con un cuchillo cortó el pene a su marido en Hato Mayor y que se desnudó ante la jueza y abogados para demostrar era maltratada.
Al mostrar su cuerpo la realidad quedó al desnudo y la juez de la instrucción Rosemary Peña Rosario, solo dictó como medida de coerción visitas periódicas a firmar el libro en el tribunal cada 15 días, además de que se le conocerá una medida de coerción a Mártires Nolasco Vilorio por maltrato físico contra su mujer, este miércoles.
Martínez Romero se desnudó ante las autoridades judiciales, porque mientras se conocía la medida de coerción, el hombre del pene cortado, reveló que nunca había maltratado a su mujer y que ese era un argumento para evadir los celos.
Hablando en exclusiva la joven que se dedica a la tapicería y la costura, mostró golpes y puyones, que supuestamente le producía su concubino, Mártires Nolasco Vilorio, a quien tuvo que darle una lección el pasado domingo, provocándole una herida que casi le lleva de tajo su miembro viril.
Dijo que duró siete años aguantando trompadas, pelas a planazos de machetes y puyones de cuchillos en su cuerpo, para evitar familiares y especialmente su hijo, Leo Martínez que es boxeador llegara a saber de los abusos a que era sometida por Nolasco Vilorio.
Mostró hematomas y cicatrices en distintas partes de su anatomía, que aparentemente había hecho su marido mientras la sometía a torturas.
Explicó que Nolasco Vilorio entró en celo con un dirigente comunitario conocido como Domingo Vilorio, fundador del barrio Villa Vilorio, donde ocurrió el corte de pene, razón que la obligó a casi no salir de su hogar.
“Yo vivía en una prisión en mi propia casa, me negaba a hablar con las vecinas, no podía saludar a ningún hombre, porque desde que estábamos solo me entraba a trompada y me puyaba con cuchillos y navaja”, reiteró la sufrida mujer, que recobró su libertad después que tuvo que desnudarse para demostrar a la juez de instrucción que era maltratada.
Tras su relatos a la juez Rosemary Peña Rosario y los abogados presentes mientras se conocía una medida de coerción en su contra, la mulata fue dejada en libertad, lo que alegró a casi todo el pueblo de Hato Mayor, que condenó los atropellos a que era sometida la humilde mujer.
La mujer no mostró arrepentimiento, aunque dijo que sigue amando a su hombre, pero pidió ayuda a Dios para no volver con él.

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