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A un año del cambio: Ven Leonel Fernández se encamina a modificar su línea de oposición.




Se hace evidente con el fuerte cambio de expresión al advertir que “en
la actual gestión gubernamental” del presidente Abinader “se observa
mucha improvisación y muchas ofertas y pocas obras concretas”.


POR RAFAEL MENDEZ

El ex presidente Leonel Fernández, y el Partido Fuerza del Pueblo que
lidera, parecen encaminarse hacia un nuevo escenario, en el que
resulta evidente una modificación de la línea política de oposición
que había seguido durante el primer año de gobierno de la presidente
Luis Abinader, calificada por algunos como colaboracionista y
contemporizadora.

Se entiende que ese nuevo escenario de oposición en que el ex
mandatario se estaría colocando, se hace evidente con el fuerte cambio
de expresión del ex mandatario al advertir que “en la actual gestión
gubernamental” del presidente Abinader “se observa mucha improvisación
y muchas ofertas y pocas obras concretas”.

Aunque en principio, la oposición y muchos de sus seguidores no
entendieron que el ex presidente Leonel Fernández asumiera una línea
de “oposición responsable, que en medio de una crisis apuesta a la
gobernabilidad”, olvidando que la Covid 19 es una de las más grandes
catástrofes económicas, social y sanitaria que ha azotado al universo
después de la Segunda Guerra Mundial.

Y que para los dominicanos, también resulta la más grande catástrofe
económica, social y sanitaria que ha afectado al país en más de 50
años de vida republicana, que en relación al Producto Interno Bruto ha
significado una pérdida de más de 10 mil millones de dólares, que en
materia de crecimiento coloca a la nación en el año 2019.

El desafío que Leonel entendió

La oposición y muchos de los seguidores del ex presidente perdieron
de vista que la crisis económica y social provocada por la Covid-19,
significaba un enorme desafío para el liderazgo político, porque como
advierten algunos tratadistas, “es precisamente en medio de las crisis
cuando los ciudadanos miran con expectativas inusitadas hacia los
líderes políticos”, en primer lugar, los del gobierno y los que están
en la oposición,

Desde el primer momento, el presidente de la Fuerza del Pueblo
entendió que no podía escurrir el bulto, y que el fuego de la pradera
que había incendiado la pandemia del Covid-19, era un tremendo desafío
para el liderazgo político, y que, en su caso particular, como
establecen algunos estrategas, “tenía el deber de enfrentar el fuego y
demostrar su capacidad, nivel de preparación y manejo asertivo,
colocándose en el justo medio donde el momento histórico le había
convocado”.

“Estamos viviendo una situación sin precedentes en la historia de la
República Dominicana, es una crisis sanitaria, es una crisis
económica, es una crisis social, y para resolver esa crisis tiene que
contar con la unidad del pueblo dominicano", se ha expresado el
presidente de la FP, con lo que deja claramente sentado que está muy
consciente de la responsabilidad que le toca asumir un líder político
en circunstancias que las que actualmente vive la República
Dominicana.

Y finalmente, la oposición corrió tras el comportamiento frente a la
crisis y frente al Gobierno que ha marcado el presidente Fernández,
quien fue reiterativo en su planteamiento de solución al gobierno y a
la sociedad, sin temor a que le sindiquen como colaboracionista, y
muchos entendían que actuaba bajo la sombra del oficialismo con
posiciones contemplativas.

Nuevo escenario de oposición

A ojos vista está que el ex mandatario ha venido haciendo una
oposición activa y al mismo tiempo constructiva, cuidando siempre la
prudencia que obliga la coyuntura de crisis provocada por la pandemia,
sin estridencias que pudieran provocar acciones de ingobernabilidad y
formulando propuestas de alternativas de solución, muchas de las
cuales han sido acogidas por el gobierno del presidente Luis Abinader.

Y aunque el presidente de la Fuerza del Pueblo no lo ha manifestado
ni mucho menos sugerido, sus cuidadosos pronunciamientos parecerían
que van acorde con no crearle más problema al gobierno del presidente
Luis Abinader, porque más que suficiente tiene en las debilidades e
incoherencias que presenta, a lo que se añade una delicada y
exponencial espiral inflacionaria que podrían acarrear una gran crisis
social y política en el país.

Empero, al analizar el incremento y escasez de la carne de pollo, la
fiebre porcina que diezmará una buena cantidad de población de cerdos,
el dengue en la población infantil y el exorbitante incremento de la
deuda externa, sin perder su tradicional comedimiento, ex mandatario
arremetió contra el gobierno, del que dijo hace “muchas ofertas”, pero
que presenta “pocas obras concretas”.

”Y eso no lo podemos aceptar”…Es como si describiera el momento
dramático en él se vio compelido Francisco Pizarro…”Por este lado se
va a Panamá, a ser pobre, por este otro al Perú, a ser rico, escoja el
que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere”…

“Se observa mucha improvisación de parte de la actual gestión
gubernamental y muchas ofertas y pocas obras concretas; por eso es que
cada día la Fuerza del Pueblo va sumando distintos sectores de la vida
nacional que ven esa organización política como la única y última
esperanza para sacar el país adelante y volver a comer barato”,
subrayó.

“En política las palabras son hechos”

El doctor Fernández es político experimentado, un intelectual y un
gran comunicador, sobradamente sabedor de que “existe, sin duda, un
hilo invisible entre las palabras y la movilización de las conciencias
que puede originar pequeños o grandes cambios… y que en política, las
palabras son hechos, que tienen su propia densidad física y sus
efectos pueden ser beneficiosos o catastróficos”, advierte el político
y escritor español Nicolás Sartorius en su libro “Manipulación del
Lenguaje”.

Y a seguidas añade: “A lo largo de la historia, las palabras
habladas o escritas han provocado o impulsado guerras, matanzas,
levantamientos o quiebras, pero también los hechos más positivos y las
expresiones más extraordinarias de la mente humana. No es verdad, por
tanto, que como se dice vulgarmente, “las palabras se las lleva el
viento”. Muy al contrario, son como rocas o piedras que pueden probar
auténticos aludes o sostener sólidas arquitecturas políticas.

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