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Articulo de Opinión // La prolongación // Por Orlando Jorge Mera

EL RADAR.COM,La juramentación del presidente Danilo Medina para su segundo período, luego de imponer la reelección presidencial, me hizo recordar las memorias de Víctor M. Medina Benet, el ciudadano puertorriqueño que vivió los acontecimientos políticos acaecidos en nuestro país desde la intervención norteamericana de 1916-24 y el proceso seguido tras la desocupación y el advenimiento de la tiranía de Trujillo, y que están recogidas en el libro “Los Responsables”, que contienen numerosas lecciones para quienes tenemos el deber de trabajar por el desarrollo de la institucionalidad democrática ante el golpeo sistemático que ha recibido la democracia.
“Los Responsables” es un libro de historia de nuestro pasado casi reciente, en el que abundan situaciones y pasajes, actitudes y posiciones, que los dominicanos debemos conocer y analizar porque es una saludable retrospectiva que nos ayudaría a dilucidar diáfanamente el problema de la reelección presidencial y de la alternabilidad democráticamente en el gobierno. El eje de todo esto fue la “prolongación” del mandato del presidente Horacio Vásquez y la truncada reelección de éste, animada por los mismos acólitos que concibieron la prórroga de su período de gobierno.
A esa “prolongación” se opuso Federico Velázquez, prestigioso líder del Partido Progresista y uno de los grandes institucionalistas dominicanos, con argumentos muy sólidos a la luz del derecho constitucional de la época.
Sin embargo, se impuso “la prolongación”, aprobada por un Congreso que era dócil y venal. Horacio Vásquez que debía concluir su mandato en 1928, impuso su extensión hasta 1930. Claro, el Horacio Vásquez de 1928 no era el héroe del 26 de julio de 1899, cuando cayó ajusticiado Lilís. En esos años, Vásquez había prometido su palabra de que era contrario a la reelección y había hecho el compromiso de que con él (Vásquez) culminaría la ambición de los gobernantes que quieren perpetuarse en el poder.
Nueva vez, al juramentarse, el presidente Medina volvió a pedir creer en su palabra, pero sin dudas, ya su palabra cayó en el mismo nivel que la de aquellos como Santana, Báez, Lilís, Vásquez, Trujillo, Balaguer y Fernández, que fueron protagonistas, dentro de sus específicas caracterizaciones, del absolutismo y de la versión criolla del “cesarismo democrático”.
Como todo proceso reeleccionista, la corrupción y los excesos y abusos del poder, dañaron la moral política del régimen, tal como lo describe Medina Benet. Igualmente, en medio de la crisis generada en todo el país, tanto de carácter económico como político, se incubaba en esa larva un nuevo tirano, como lo fue Trujillo. La reelección ha sido dañina para la institucionalidad, así como que todos los poderes estén en las manos de un solo partido.
 
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