ARTICULO DE OPINIÓN // ¿Es de oro, la llamada regla de oro…? // POR ALFONSO REYES
EL RADAR.COM,Los conflictos que cada cuatro años surgen para la conformación de las salas capitulares municipales no dan pistas para que los protagonistas se aboquen al sistema de consenso, el cual ha dado resultado satisfactorio en la solución de diferendos.
En el pasado reciente, el pueblo dominicano ha sido más que testigo de acciones realmente espeluznantes, incluso con saldo trágico de personas heridas y muertas en forma violenta. Pero lo penoso de todas esas acciones, realmente degradantes para el siglo de las luces, es que sus protagonistas solo persiguen llegar a esos cargos para la realización de negocios que se evidencian en algunos medios de comunicación.
Los referidos protagonistas no plantean soluciones para diferentes problemas persistentes en los lugares que los eligen cada cuatro años. Los dominicanos están pagando a un alto precio muchos de esos cargos electivos, pero a cambio de nada; solo tienen que conformarse con el no menos importante espectáculo de ver cruzados de brazos la no existencia de un régimen de consecuencias, lo que augura un viacrucis prolongado, desafortunadamente.
La llamada REGLA DE ORO fue creada para conformar los bufetes directivos en cada SALA CAPITULAR en tiempos de Peña Gómez, la cual no tenía ni tiene un carácter definitivo, sino momentánea, para salir de conflictos espontáneos, pero que no está establecida en ningún código o leyes vigentes.
La regla consiste en que los directivos de las salas capitulares son escogido de la mayoría partidaria de conformidad con los resultados de las elecciones. Si se entiende el principio de equidad, esa regla es antidemocrática, porque ignora para la conformación de los cargos, la importancia de las minorías, lo cual ha dejado un sabor amargo.
Hay quienes afirman, no tengo evidencias para dudarlo, que esa llamada REGLA DE ORO, solo ha servido para el aprovechamiento de un reducido grupo dentro de la casi totalidad de las salas capitulares. Lo que parece marcar el sentido común es que para la elección de los directivos de las salas capitulares se tomen en cuenta todas las organizaciones políticas con representación en el municipio correspondiente, en tal caso habría una responsabilidad compartida y democrática, generando de esa forma la gobernabilidad como aconseja el siglo de las luces.
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