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ARTICULO DE OPINIÓN-EL TIRO RAPIDO // QUE NO SE ROMPA // POR MARIO RIVADULLA

EL RADAR.COM,La insistencia de las personalidades que  en calidad de testigos participan del diálogo entre la comisión oficial y la representación del Colegio Médico, para que el mismo se mantenga abierto, impidió que ayer se rompieran las negociaciones que han venido manteniendo por espacio de más de tres meses.  De todos modos, la continuación del mismo parece pender de un hilo.

Después de haber arribado a acuerdos satisfactorios para tratar de corregir las fallas tradicionales que arrastra la salud pública en el país, el tranque, como era fácil pronosticar, se ha producido por el reajuste de los salarios de la clase médica que presta servicios al Estado.

Al comienzo de las conversaciones, la directiva médica había enarbolado como reclamo un cincuenta por ciento de aumento general.  En tanto, de entrada, desde el litoral oficial, se había advertido que esa demanda resultaba imposible de cumplir.

En la prensa matutina de hoy, figura un anuncio donde el gobierno detalla su contrapropuesta salarial.  La misma plantea una nivelación  para que a igual trabajo corresponda igual salario. Así las enfermeras recibirían un 35 por ciento de aumento; los psicólogos, un 39 y los farmacéuticos, biólogos, bioanalistas y odontólogos entre un 27 y un 34.
En cuanto a los médicos, la propuesta del gobierno es de un aumento general de un 20 por ciento, pero con una tabla de incentivos adicionales condicionados a determinados requisitos:

10 por ciento de recertificación que garantice actualización de los conocimientos del médico; 10 por buen desempeño en sus funciones; 10 a la atención primaria; 10 al personal de centros establecidos en las zonas fronterizas y 5 si se trata en zonas alejadas no fronterizas.
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Así como el gobierno ha dado a la luz pública su oferta, sería conveniente conocer de igual modo la postura del Colegio Médico al detalle.   

Ahora bien: compartimos la petición de los testigos del diálogo y,  al igual que ellos,  insistimos en que continúen las conversaciones hasta encontrar una salida que sea razonable para la clase médica y sustentable para el gobierno.  

Por encima de cualquier consideración debe primar el interés de los pacientes. En este caso, los sectores más necesitados de la población que no tienen otra posibilidad de atender sus requerimientos de salud que acudiendo a los hospitales públicos.

La gente pobre, que ya bastante desgracia tiene con serlo, no puede ni debe ser tomada de rehén, ni su salud y por extensión, su vida ser convertidas en un instrumento de presión, ni para zanjar diferencias que le son del todo ajenas.  Insistimos en que la salud y la educación debieran ser territorio sagrado, sin cabida para huelgas y paros.

Paralizar de nuevo los hospitales  sería una afrenta contra la salud y la vida de millones de dominicanos.  Y deben agotarse todas las formas de diálogo para evitar que esto llegue a suceder.

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