Articulo de Opinión // "Estados Unidos de América, Estado responsable" // Por Alfonso Reyes
Cuando el francés Jean-Jacques Rousseau publicó en 1762 una de las más grandes obras de filosofía política “El contrato social” jamás pensó que se convertiría en un libro de consulta para quienes pretenden hacer carrera política profesional y también para quienes se dedican a cualquier actividad de valores morales.
La obra trata fundamentalmente sobre la libertad e igualdad de los hombres bajo un Estado instituido por medio de un contrato al que él llamó social.
Según apreciaciones de algunos investigadores, el contenido del libro fue uno de los muchos incitadores de la Revolución francesa por sus ideas políticas.
Bajo la teoría del contrato social se fundamenta buena parte de la filosofía liberal, en especial el liberalismo clásico por su visión filosófica del individuo como fundamental, que luego decide vivir en sociedad por lo que necesita del Estado de Derecho que asegure las libertades para poder convivir.
Así también se ha establecido que en la obra se exponen lo que en el futuro serían los principios de la filosofía política socialista, en parte por el concepto de la voluntad general. Pero ya esa parte sería materia de otro análisis.
El contenido de la obra lleva a uno de la mano respecto de la responsabilidad de Estado como institución conformada por la totalidad de los ciudadanos y administrado por el gobierno que no es permanente.
El relato histórico lo traemos a estas líneas a propósito de dos hechos ocurridos la semana pasada en diferentes ciudades de Estados Unidos de América, lo cual evidencia la responsabilidad de las instituciones públicas y privadas frente a los ciudadanos, es decir la colectividad.
El primero de los casos es el relativo a la Marina de Estados Unidos, institución que decretó la expulsión del hijo menor del vicepresidente del Gobierno, Joe Biden, al dar positivo a la cocaína en un puesto de control antidrogas, según adelantó el diario Wall Street Journal.
Hunter Biden, un abogado de 44 años, se había unido a la Marina el 7 de mayo de 2013 y fue destinado al departamento de Relaciones Públicas de Norfolk (Virginia), una unidad de reserva. Un mes después dio positivo en una prueba antidrogas por consumo de cocaína, lo que condujo a su expulsión en febrero de este año, según el relato del referido diario.
El hijo menor del vicepresidente, que también es socio en una compañía de inversión, dijo en un comunicado sentirse "profundamente arrepentido y avergonzado".
“Fue el honor de mi vida servir en la Marina de Estados Unidos”. Bueno no sé si se puede llamar honor servir de esa modo a una institución respetable como la Marina de ese país.
En segundo lugar, el presidente estadounidense, Barack Obama, reveló en la referida semana que su tarjeta de crédito "fue rechazada" en un restaurante durante su viaje a Nueva York el pasado septiembre, y agregó que solo pudo pagar porque, "afortunadamente", su esposa Michelle portaba la suya.
"Debería mencionar, por cierto, que fui a un restaurante en Nueva York cuando estaba allí para la Asamblea General de Naciones Unidas, y mi tarjeta de crédito fue rechazada", dijo Obama al concluir un acto en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor.
Entre risas, el mandatario afirmó que el sistema probablemente rechazó la tarjeta "porque no la utilizo lo suficiente", por lo que en forma graciosa el presidente bromeó “así que pensaron que había algún fraude de por medio".
"Incluso yo me veo afectado por esto", agregó el presidente, en referencia al problema de las tarjetas fraudulentas. Si cualquiera de esos dos hechos ocurre en RD, la respuesta no tengo que decirla, todos la sabe. Para el primero caso, lo menos que haría el gobierno es cancelar inmediatamente al jefe de la Marina y en el segundo caso cancelarla la licencia de comercio al dueño del restaurante, es por esa razón que Estados Unidos es un Estado responsable frente a la colectividad.
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