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Articulo de Opinión // "La Constitución condena drásticamente la traición a la Patria" // Por Alfonso Reyes

La histórica confrontación domínica-haitiana es una práctica anterior al origen mismo de ambos países, así lo reseña la historiografía dominicana, con las consabidas distorsiones interesadas o no, pero a cargo de quienes registran los hechos que luego se convertirán en históricos de uno y otro lado de la frontera.

Son diversas las causas de esta vieja confrontación en la que según parece tiene un peso específico un marcado interés de tipo económico y no político como en algunos casos se pretende hacer creer, dependiendo del momento, tal y como lo hiciera el ex presidente Joaquín Balaguer en 1994 cuando por decreto dispuso la interpretación del Himno Nacional en las estaciones de radio de todo el país a la 12 del mediodía. Para muchas personas, en ese momento, esa acción era una práctica de nacionalismo, pero otros estimaron que no, que solo se trató de un interés político del momento para enfrentar a su opositores políticos, causa a la que se unieron historiadores, periodistas, sociólogos; pero otros, aunque menos expresivos, se mostraron sigilosos. 

Otra debilidad acentuada en la responsabilidad que tiene el Estado dominicano en el importante problema es el control migratorio que debe tener cualquier país medianamente organizado en este siglo de las luces. No es un secreto para nadie lo que ocurre a diario en la frontera física, de 286 kilómetros de largos y con 313 Pirámides levantadas en el linderos conforme al Protocolo Fronterizo de 1929, concertado entre los dos Estado. En tal sentido un número considerable de entendidos en el tema concluyen en que la debilidad de las autoridades dominicanas está en que han sido muy negligentes en la exigencia de documentos a los emigrantes, también igual comportamiento con los hijos de emigrantes no residentes nacidos en territorio nacional, práctica a la cual le atribuyen la más amplia debilidad. También llegan a la desafortunada conclusión de que la contratación de haitianos para trabajos, principalmente agrícola y de construcción, se realiza sin el apoyo del más mínimo protocolo que se usa en la contratación de extranjeros, a pesar de que existe el texto legal regulatorio.

Pero también del otro lado de la frontera existe una gran responsabilidad que ha debido cumplir el Estado haitiano, como es la dotación de documentos a sus nacionales, a los fines de que ese problema no sea transportado a otro lugar, en este caso al vecino más cercano que es la República Dominicana, situación que ahora está limitando el proceso de Regularización de Extranjeros que está ejecutando el gobierno central. En este problema, es bueno señalar, que a la clase gobernante de Haití no le interesa un proceso de regulación fronterizo, porque mientras mayor sea el número de haitianos que pueda emigrar, menor será la presión social y las demandas de servicios que tendrá internamente.

Pero a la inversa, mientras más haitianos ingresen al territorio dominicano, legal o ilegalmente, mayor es la disponibilidad de recursos que debe disponer el gobierno dominicano cada año, como es el caso de la apertura de nuevas aulas escolares y camas en los hospitales. En este último caso se señala que de cada 100 mujeres parturientas en hospitales fronterizos, de Santiago y de la propia capital, cerca de 30 de ellas son haitianas. Esa cifra es realmente  alarmante para las autoridades dominicanas. Pero en el país hay un montón de instituciones que supuestamente trabajan para regularizar la situación migratoria existente en el país, pero no levantan esos detalles en sus respectivos informes, tampoco le reclaman al vecino país, por lo menos el cumplimiento mínimo del procedimiento protocolar de los emigrantes. En realidad, todos esos son detalles que evidencian la complejidad del conflicto, pero el gobierno tiene también una pobre relación diplomática para esclarecer situaciones y realidades en escenarios extranjeros o internacionales. Tal vez ahora, con el nuevo titular de la Cancillería, la cosa cambia y la realidad sea presentada como realmente es, no como quieren muchos que se benefician de las dificultades.

Un ejemplo claro de acciones interesadas en perjudicar a la República Dominicana fue la presentación en Holanda de la dominicana, Juliana Deguis, llevada al lugar por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El primer error de la ACNUR es presentarla como refugiada, porque no lo es. No lo es porque la figura REFUGIADO está definida por el Derecho Internacional, para la cual deben cumplirse varios requisitos; como son: Persecución Política, Guerras y otros que no se cumplen en el caso de Juliana Deguis, quien sí califica como INDOCUMENTADA y quien ya está regularizando su situación o su statu migratorio.

Otro hecho motivo hasta de risa fue el presentado en México en una sesión de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, sesión en la que se presentó a la República Dominicana como país violador sistemático de derechos elementales y para lo cual se escogió a un hombre que ni siquiera habla claramente el español. Mientras eso ocurre, se cuestiona en el país todavía si Dominicana es o no miembro de la Comisión; pero las autoridades no expresan cual es realmente el statu del país en ese organismo, con lo cual se despejarían dudas e incógnitas. 

Otros factores se agregan con frecuencia al viejo problema fronterizo y a la irregular emigración haitiana, como ocurrió en los últimos días, cuando un dirigente político “partidos minoritarios”, juramentó en su organización un grupo de personas, pero que se afirma es nacionalidad haitiana, a los fines de activar en política tal y como lo haría cualquier dominicano. De ser cierta esa acción, debería no solo dar un toque de atención a las autoridades, sino poner en movimiento una investigación seria dirigida a disminuir el problema de ilegales en RD que parece inaudito. Obviamente, la no investigación a cargo de las autoridades se convierte en otro eslabón de la cadena de hechos que sistemáticamente pone en crecimiento, como la espuma, el problema domínico-haitiano. Un Estado no se puede manejar de esa forma. 

Los dominicanos tenemos un compromiso con la soberanía y la nacionalidad, ambas categorías políticas más antiguas que el mismo trabucazo de Mella en la Puerta de la Misericordia la memorable noche del 27 de Febrero de 1844. Es bueno recordarles a muchos que no tienen claro que la traición a la Patria es un ilícito penal imputable por la propia CONSTITUCIÓN y leyes adjetivas. 

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